Especialistas de la Escuela Politécnica Federal de Zurich han ideado un método para desarrollar máquinas de unos pocos micrómetros de extensión, capaces de provisionar medicamentos al cuerpo.
Sus materiales son principalmente metal y plástico, y su energía se carga a través de campos magnéticos.
El proceso de fabricación combina el uso de impresoras 3D y un efecto de llenado llamado "electrodeposición".